domingo, 2 de enero de 2011

La Laguna: sed

Los tinerfeños siempre pensaron que el consumo de agua en su isla estaba garantizado porque en las entrañas de la tierra existían depósitos del preciado líquido que eran inagotables. Solían decir, desde un argumento científicamente falso, que la lluvia -bendita- caída desde el cielo cedía una parte a las escorrentías y que el resto, gota a gota, pasaba a restituir nuestro acuífero. Tratando de poner las cosas en su justo lugar recuerdo haber escrito para un periódico local -en la década de los 80- un artículo titulado Sumar y restar en el que, apoyándome lisa y llanamente en el sentido común, trataba de demostrar que las reservas de agua se mantendrían siempre que las extracciones no superasen a lo incorporado por vías naturales al acuífero. De aquel tema recuerdo el elogio de Ernesto Salcedo Vilches al considerarlo muy sesudo. Bien, pues, dicho lo dicho, si apuramos el análisis terminaríamos concluyendo que el desconocimiento de la gente, al creerse lo de que tendríamos agua para siempre, es un problema absolutamente educativo. En la escuela canaria, aparte del silbo, deben enseñarse estas cosas. Debe enseñarse cómo son nuestras islas por dentro y por fuera.
Sigamos. Tal como hemos podido leer en el periódico más vendido de Tenerife el alcalde de La Laguna, Fernando Clavijo, siguiendo la praxis impuesta por la escuela de ATI, ha presentado en sociedad un proyecto interesante que pretende aportar agua potable a La Laguna mediante la desalinización del agua de un acuífero actualmente contaminado por el exceso de sales; la erosión hídrica ha dado lugar a que las aguas subterráneas tengan un exceso de sustancias no deseables y es menester corregir el mal. El proyecto es novedoso por la tecnología de vanguardia a utilizar -electrodiálisis reversible- y por el aprovechamiento de una tubería en su doble sentido, es decir, en unos momentos la tubería servirá para conducir la salmuera de la desalinización hacia el emisario submarino y, en otros momentos, para permitir la elevación de agua potable de una futura desaladora. Como es sabido en el proceso de desalinización se obtiene el agua deseada y un producto, la salmuera -agua con una alta concentración de sales- cuyo vertido debe hacerse, a través de un emisario, lejos de la costa por lo que tiene de dañino para la flora y la fauna de las orillas. Queda claro, una vez sabido que La Laguna busca agua potable en el mar, que corren malos tiempos para el acuífero lagunero. Y convendría saber, porque ya va siendo hora, que el agua potable que se obtenga a partir de la desalinización y desalación resultará más cara, mucho más cara, que el agua de la lluvia. Y todo será debido a los kWh consumidos en el propio proceso de desalinización y en el bombeo posterior del agua potable. Valle Guerra no está, precisamente, a tiro de fusil de La Laguna. Fernando Clavijo, que, según nos cuentan, tiene una tendencia natural hacia la programación de fiestas vernáculas, tendría que informar a sus ciudadanos de que el precio de la energía va subiendo y que el agua futura va a costar más cara. Y que les diga también, ya que es oportuno, que se ha quedado atrás, muy atrás, el tiempo aquel en los que el agua, surgida en los altos veneros, cristalina y cantarina, seguía su camino hasta llegar a la mar sin que nada ni nadie interrumpiera su fluir. Aguas claras, de las fuentes, que aplacaron nuestra sed de impenitentes caminantes por los vericuetos de una isla antaño mimada y hogaño ultrajada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario