lunes, 17 de enero de 2011

El mito fotovoltaico

El mayor daño ocasionado a la energía fotovoltaica, después de que se hayan desvelado los fundamentos bastardos en los que se apoyaba el engañoso negocio de esta fuente de energía, limpia e inagotable, tendría que ser buscado en una torpeza del Gobierno de España difícil de superar y en una sed, como la del usurero, de dinero fácil por parte de los empresarios a costa de unos ciudadanos que han tenido que rascarse el bolsillo, después de creerse las bondades contadas, al verse obligados a pagar un precio por la energía superior, muy superior, al que le correspondería en el supuesto de que todo el juego hubiese sido limpio. Ya, a estas alturas de la historia, no estaría de más que todos nos aplicáramos en analizar y entender los motivos que nos han conducido a dejarnos embaucar con esa monumental falacia empecinada en convencernos que el futuro energético de este país debe apuntalarse en torno a unas formas de obtener energía que no contaminen al medio natural. Y es que, ya ven ustedes, los que enarbolaban la bandera de la energía fotovoltaica como energía verde no han tenido ningún tipo de reparo a la hora de aplicarse en un fraude generalizado que ha dañado a los fondos del erario.
Quede constancia de que no pretendo con este artículo el imposible que supondría poner en tela de juicio al efecto fotovoltaico en células electroquímicas descubierto por Becquerel en 1839. Tampoco negar que fue en 1954 cuando se obtuvo una célula solar capaz de convertir con eficiencia la energía solar en energía eléctrica gracias al esfuerzo investigador de Chapin, Fuller y Pearson. Y, confieso rendirme, ante la aplicación práctica de la energía fotovoltaica en la nave espacial Vanguard 1 en 1958. Todos estamos obligados a plegarnos ante las evidencias que establecen las verdades científicas pero es esa misma obligación la que nos conduce a realizar un esfuerzo de comprensión que nos permita asimilar lo bueno y lo malo que se engendra a la hora de llevar a la aplicación práctica los experimentos del laboratorio. Verbigracia, la energía que se genera en los paneles fotovoltaicos no es para nada ajena al ingente gasto de energía que se emplea para la obtención de las células solares de silicio. De igual manera conviene saber que la vida del panel solar es corta y que los costes de inversión de una instalación fotovoltaica son enormes. Todo esto incide, como es natural, en el coste de una energía producida que puede multiplicar hasta por ocho el coste de la energía convencional. Con independencia de estos graves inconvenientes de tipo económico tendríamos que contemplar las limitaciones de una generación de energía muy cambiante -la climatología sigue estando vigente- y que pasa a ser cero, es decir, nula, en las horas nocturnas.
Pese a todo lo dicho, al Gobierno de España, presidido por Rodríguez Zapatero, no se le ocurre otra cosa que liarse la manta a la cabeza antes de parir una normativa que permitió, a personas que nada sabían de los negocios eléctricos, invertir -las subvenciones estatales estimularon a los negociantes- en huertos solares como una alternativa muy aceptable frente a las inversiones en ladrillos. Fue así que el territorio nacional se llenó con el negro azulado de los huertos solares que han estado, según se demuestra ahora, fuera de control. Para refrescar nuestras ideas comunico que el comienzo de lo que ahora se ha convertido en un mayúsculo fraude fue en 2007 y todo al calor de las astronómicas primas -450 euros por megavatio-. Todo esto con el sello del Ministerio de Industria que dirigía Joan Clos. Ante este panal de rica miel no faltó quien se movió ligero para comenzar a montar paneles fotovoltaicos y, así, poder generar una energía que fue incorporada al mercado con el sello del verde que te quiero verde ecológico. Y no contentos con el negocio redondo que suponía producir a sabiendas de las subvenciones estatales se dedicaron a instalar mayor potencia que la concedida, a utilizar grupos electrógenos para producir de noche, a repotenciar los campos después de que éstos fueran autorizados por la autoridad competente… Hicieron prácticamente de todo porque el único objetivo era producir más para recibir más por las primas.
Al día de hoy, a la espera de la liquidación definitiva, los datos hasta noviembre de 2010 arrojan un gasto de 5.200 millones de euros en ayudas a renovables. Téngase en cuenta, para tener una idea más clara de las cifras, que el presupuesto de la Comunidad Autónoma Canaria asciende a 6.894,6 millones de euros. De los 5.200 millones, 2.136 millones, es decir, el 41% va a parar al sector fotovoltaico que, para más inri, sólo aporta el 2% de la energía consumida en España. También al día de hoy, las iras desatadas de los que invirtieron en este sector tienen mucho que ver con la tardía reacción gubernamental, de la mano de Miguel Sebastián, que ha decidido pasar de los 450 euros por megavatio de subvención a los 13,85 euros para la misma cantidad de energía. Así las cosas, de la mano del BOE, un negocio que se prometía boyante ha pasado a ser un negocio con la amenaza de quiebra técnica. En resumen, un disparatado error de la Administración estatal que ha puesto sobre el tapete, casi al pie de los caballos, a una forma de energía de la que se puede esperar, en un futuro no lejano, prometedores resultados técnicos y económicos. 

1 comentario:

  1. Estás fuerte, porque se te ve muy trabajador.
    Administra tu energía.Besitos

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